La gramática del chino: lo básico que necesita saber

gramática china

La gramática china es más sencilla de lo que parece. Aunque ciertamente es un idioma que resulta muy desconocido para buena parte del mundo occidental, la realidad es que a nivel gramatical resulta más simple que las lenguas romances o anglosajonas en algunos aspectos.

Esto, no obstante, no impide que aprenderlo o dominarlo conlleve su dificultad. Pero si hablamos exclusivamente de reglas gramaticales chinas, el chino mandarín (la lengua con más hablantes nativos en el mundo) puede ser más accesible que otros idiomas.

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Una de las reglas del chino es que no existen tiempos gramaticales. Por lo general, los verbos constan de uno o dos caracteres que nunca cambian y a los que se añaden adverbios, partículas o marcadores. Esto se conoce como aspecto gramatical.

Para los estudiantes de chino, aprender a usar los indicadores de tiempo es más cómodo que habituarse a utilizar las conjugaciones verbales propias de las lenguas germánicas y romances. En cualquier caso, este sistema sí obliga a los hablantes a conocer esos elementos de contexto que determinan cuándo ocurren las acciones.

Otra curiosidad en la gramática del chino mandarín es que no hay casos gramaticales. Esta función, al igual que el tiempo verbal, se determina a través del contexto o el uso de partículas auxiliares, preposiciones y la posición de las palabras.

Como apunte clave, el orden en la colocación de las palabras sí es muy importante, de ahí que haya que prestar especial atención a la estructura de las oraciones en chino. La forma más fácil para crear oraciones es mediante sujeto – verbo o bien sujeto – verbo – objeto.

Por otra parte, cuando se añaden modificadores (clasificadores) de sustantivos, verbos y adjetivos, estos van delante de la palabra modificada. Los sintagmas preposicionales preceden al verbo, las construcciones de genitivo anteceden al sustantivo, los adjetivos van delante de los sustantivos y las partículas comparativas preceden a los adjetivos.

Respecto a la sintaxis, el orden básico de la oración se corresponde al esquema: sujeto – verbo – objeto, pudiendo añadir otros elementos como adverbios o sintagmas preposicionales entre el sujeto y el verbo.

No existen las declinaciones ni variaciones del verbo, con lo que el significado depende del orden dentro de la oración. Pongamos por ejemplo una oración básica, como 我 爱 你 (donde 我 es yo, 爱 es amar y 你 es tú). En este caso la oración significa yo te amo, en cambio si decimos 你 爱 我,el significado cambia a tu me amas.

Además, en chino las categorías gramaticales -sustantivo, adjetivo, verbo, etc.- son mucho más versátiles que en español, por ejemplo, 对 (dui) puede funcionar tanto como preposición (a, para) o como verbo (dar a), o cualquier adjetivo, que pueden funcionar como adjetivos o como verbos (cuya traducción al español sería “ser + el adjetivo”).

Como hemos dicho, el chino es una lengua aislante o analítica: carece de conjugación verbal, declinaciones y cualquier otro tipo de flexión comparable, y esto también implica las conjugaciones verbales. No es un idioma basado en el tiempo, sino que habla en términos de experiencias o cambios.

Por ejemplo, 了 (le) después de un verbo nos dice que la situación actual ha cambiado con respecto a la anterior, mientras que 过 (guo) nos indica que el hablante ha vivido esa experiencia, 完 (wan) detrás de un verbo nos indicará que la acción está completamente terminada o 好 (hao) que la acción se hizo correctamente. Pero estas partículas en sí mismas no marcan un tiempo verbal exactamente, por ejemplo, 我 住在 北京 过 (我 =yo , 住在 = vivir en, 北京 = Pequín, 过 = partícula que indica experiencia) podría significar tanto yo he vivido en Pequín (pasado) como yo habré vivido en Pequín (futuro) dependiendo del contexto.

Esto implica que la persona encargada de realizar una traducción de chino a español necesita reverbalizar el texto, es decir, necesita buscar el tiempo verbal más adecuado en cada momento según el contexto. Algo parecido sucede al traducir de español a chino, puesto que es necesaria una contextualización del texto, esto es, otorgarle un contexto escrito que ayude al lector chino a ubicarse correctamente.

A priori, se puede deducir que el chino es un idioma abordable, ya que no cuenta con conjugaciones o tiempos verbales, y no se dan muchos casos gramaticales. Sin embargo, estas reglas gramaticales básicas y aparentemente fáciles de aprender se complementan con otros elementos que sí añaden complejidad.

Los hablantes de este idioma deben comprender con precisión el contexto y las situaciones, así como dominar las partículas gramaticales, las preposiciones y los marcadores. El orden en las oraciones, como ya comentamos, es vital para aportar el significado exacto a cada frase.

Otro factor a considerar es el tono, que significa que cada sílaba puede adquirir una entonación diferente y cambiar así el significado de las palabras. En español solo existe un acento, con aumentos muy sensibles en el volumen de la voz. Esto también dificulta un poco el aprendizaje del chino, donde hay cuatro tonos (y hasta cinco si se contabiliza el tono neutro). En otro artículo de nuestro blog destacamos la importancia del tono en el idioma chino.

El elemento más diferencial entre el chino y los idiomas occidentales es su sistema de escritura, basado en caracteres donde cada uno de ellos representa a una palabra o un morfema (unidad más pequeña de significado).

Los caracteres chinos se denominan «sinogramas», ya que la lengua china pertenece a la familia de las lenguas sinotibetanas. Estos caracteres eran en inicio pictogramas que intentaban representar la realidad a la que hacían referencia. Estos sinogramas fueron transformándose con el tiempo en ideogramas, adquiriendo así formas más abstractas.

En el chino, por tanto, no hay un alfabeto como en las lenguas occidentales. El alfabeto es el resultado de abstraer fonéticamente sonidos mediante símbolos que acaban conformando las palabras cuando se unen entre sí.

La gramática china, y por extensión el idioma mandarín, presenta aspectos interesantes para los estudiantes, como la ausencia de tiempos gramaticales o el uso de marcadores y clasificadores. Asimismo, es muy cautivador para quien lo estudia, por su naturaleza de idioma tonal y la necesidad de comprender el contexto en cada frase. Y aunque todavía es una lengua muy desconocida en el mundo occidental, su importancia a nivel global no deja de crecer.

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